quinta-feira, 28 de fevereiro de 2013

Actualización del modelo socialista cubano avanza sin prisa, pero sin pausa

En un contexto internacional difícil el modelo cubano busca perfeccionarse y no destruirse


Las transformaciones van hacia construir una sociedad socialista próspera y sostenible, menos igualitaria pero más justa
El proceso para actualizar el modelo socialista cubano avanza hoy sin prisa, pero sin pausa, en un contexto internacional difícil marcado por el bloqueo de Estados Unidos y la crisis económica mundial.


Bajo la conducción del presidente Raúl Castro, las transformaciones que tienen lugar en la sociedad y la economía de la isla persiguen el propósito de "continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo".

Construir una sociedad socialista próspera y sostenible, menos igualitaria pero más justa, resulta el camino adoptado por el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).  Esta ruta fue refrendada en proceso de consultas con la población, que, en amplio debate, reformuló en el 68 por ciento e hizo suyos los Lineamientos de la Política Económica y Social presentados por el PCC al país.

Centrar y perfeccionar la actividad del Estado en los sectores estratégicos, estimular el desarrollo de las fuerzas productivas, fomentar la iniciativa privada en diversas áreas de producción y servicios, siguen esa pauta.  Restaurantes, barberías, peluquerías, zapaterías, talleres y otros establecimientos del sector privado, o "por cuenta propia", van cambiando la fisionomía de las ciudades y pueblos e impactando en los servicios.

En el campo, entretanto, crece la entrega de tierras en usufructo, y se estimulan, bajo nuevos conceptos, la conformación de empresas estatales y cooperativas que contribuyan a la independencia agroalimentaria.  Se trata de un proceso no exento de problemas e incluso errores, que tienen que ver, entre otros factores, con el cambio de mentalidad tanto de funcionarios como de la propia población.

El presidente Raúl Castro ha subrayado que el enfrentamiento a las indisciplinas e ilegalidades, incluyendo las manifestaciones de corrupción, resultan una prioridad para la sostenibilidad del modelo cubano.  "En la reunión de este Parlamento, en la primera quincena del mes de julio, trataremos a profundidad este bochornoso asunto de las indisciplinas e ilegalidades", anunció en reciente discurso ante el legislativo.

Atajarlos a tiempo es vital para un país que sufre los rigores del bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos, cuya hostilidad se mantiene por más de cinco décadas.  A pesar de ello, y como muestra de la unidad y fortaleza internas, la dirigencia histórica de la Revolución cubana inició el relevo gradual del mando.

En reciente sesión, el Parlamento eligió a Miguel Díaz-Canel Bermúdez primer vicepresidente del Consejo de Estado. Luego aprobó su designación como primer vicepresidente del Consejo de Ministros.  Miembro del Buró Político del PCC, sustituye en esos cargos a José Ramón Machado Ventura, combatiente de la Sierra Maestra y con más de 60 años de trayectoria revolucionaria.  Diaz-Canel es un ingeniero formado por la Revolución, que se desempeñó como primer secretario del PCC en las provincias de Villa Clara y Holguín.

Desde 2009 pasó a desempeñar funciones gubernamentales, primero como titular de Educación Superior y a partir del pasado año, vicepresidente del Consejo de Ministros.  Su caso no es el único. El 61,3 por ciento de los miembros del Consejo de Estado aprobado por la Asamblea Nacional el 24 de febrero pasado, nació después del triunfo de la Revolución.

De las 15 provincias del país, en 10 resultaron electas mujeres para presidir las Asambleas Provinciales del Poder Popular. El promedio de edad en estos cargos es de 47 años.  Son cambios a la vista, con ritmo propio y sin terapias de choque.
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